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Cómo sobrevivir al calor: 15 consejos prácticos para días sofocantes

El calor intenso puede hacernos sentir agotados, irritables y, en ocasiones, incluso enfermos. Cuando las temperaturas suben y el aire parece no moverse, no solo es cuestión de incomodidad: también puede afectar nuestra salud y nuestra productividad. Por eso, en este artículo te damos una serie de consejos prácticos (y realistas) para sobrellevar mejor los días de calor, tanto en casa como fuera de ella.

1. Bebe agua aunque no tengas sed

La hidratación es fundamental. En días calurosos, nuestro cuerpo pierde más líquido del habitual a través del sudor. Esperar a tener sed puede ser tarde, así que lo ideal es beber pequeños sorbos de agua cada poco tiempo. Si te cuesta beber agua sola, puedes añadir rodajas de limón, pepino o menta para hacerla más apetecible.

Evita bebidas con cafeína o alcohol, ya que tienden a deshidratar aún más.

2. Opta por comidas ligeras y refrescantes

El calor puede quitarnos el apetito, pero es importante seguir alimentándonos bien. Las frutas y verduras de temporada son ideales: tienen un alto contenido de agua y se digieren fácilmente. Evita platos muy grasos o calientes y apuesta por gazpachos, ensaladas, batidos, fruta fresca, etc.

Cuanto más ligero comas, menos calor generarás durante la digestión.

3. Baja persianas, corre cortinas y crea sombra

Uno de los errores más comunes es dejar que el sol entre directamente en casa. Durante las horas más calurosas, mantén persianas bajadas o cortinas corridas, especialmente en las ventanas orientadas al sur o al oeste. Las cortinas térmicas o reflectantes pueden ayudar mucho a mantener el interior más fresco.

Cuando empiece a bajar el sol, abre todo y deja que entre el aire.

4. Dúchate con agua tibia (no helada)

Aunque una ducha fría puede parecer muy tentadora, lo más recomendable es usar agua templada. El contraste de temperatura muy brusco puede hacer que tu cuerpo reaccione intentando calentarse más. Una ducha tibia ayuda a refrescarte sin causar ese efecto rebote.

Un truco: mojar solo los pies o las muñecas con agua fresca también ayuda a bajar la temperatura corporal.

5. Enfría las zonas clave del cuerpo

Si el calor es muy intenso y no puedes ducharte, aplica un paño húmedo o un poco de agua fresca en zonas como:

  • La nuca
  • Las muñecas
  • Detrás de las rodillas
  • Tobillos
  • El interior de los codos

Estas zonas tienen vasos sanguíneos más cerca de la superficie de la piel, lo que permite enfriar el cuerpo de manera más efectiva.

6. Apaga luces y dispositivos que generan calor

Los electrodomésticos, los ordenadores y hasta las bombillas incandescentes contribuyen a aumentar la temperatura de una habitación. Apaga todo lo que no necesites y evita cocinar en el horno o con fuegos altos durante las horas centrales del día.

Aprovecha las primeras horas de la mañana para cocinar, limpiar o planchar, y deja las tareas más ligeras para después.

7. Refréscate con soluciones caseras

También puedes usar trucos caseros para refrescarte. Mete sábanas o camisetas en el congelador unos minutos antes de usarlas, prepara un rociador con agua y unas gotas de menta o eucalipto, o coloca bolsas de gel frío o paños húmedos en la nuca o la almohada.

8. Cambia la ropa de cama

En verano, es preferible usar sábanas de algodón o lino, que son transpirables y más frescas al tacto. Evita tejidos como el poliéster. También puedes colocar una toalla fresca o una funda de almohada en el congelador unos minutos antes de dormir para ayudarte a conciliar el sueño.

9. Usa ropa ligera y de tejidos naturales

Los tejidos como el algodón, el lino o la viscosa permiten que la piel respire mejor que las fibras sintéticas. Opta por ropa suelta, de colores claros y que no se pegue al cuerpo. Esto no solo te ayudará a estar más fresco, sino también a evitar rozaduras o molestias en la piel.

10. Usa ventiladores de forma inteligente

Un ventilador por sí solo no enfría el aire, pero puede ayudarte a moverlo y a sudar de forma más eficiente. Si colocas un cuenco con hielo o una botella congelada delante del ventilador, notarás cómo el aire se vuelve más fresco.

Además, si tienes ventiladores de techo, asegúrate de que giren en sentido contrario a las agujas del reloj durante el verano. Esto ayuda a que el aire caliente suba y el aire más fresco se mantenga en la parte baja.

11. Recógete el pelo o hazte un buen corte

¡Sí, el pelo también influye! Si tienes el pelo largo, recogerlo en un moño alto o en una trenza suelta puede ayudar a liberar la zona del cuello y a sentir menos calor.

Y si te animas, cortártelo puede darte un respiro en verano. Un corte más corto o con menos volumen es más fácil de manejar, seca más rápido y no da tanto calor. ¡Una excusa perfecta para cambiar de look!

12. Crea corrientes de aire en casa

Abre ventanas enfrentadas para generar una ventilación cruzada. Si vives en un edificio, el aire suele entrar mejor por ventanas bajas y salir por las más altas, así que abre estratégicamente para ayudar a que circule.

También puedes colocar un ventilador apuntando hacia la ventana para expulsar el aire caliente.

13. Evita salir en las horas más calurosas

Si puedes organizar tu día, intenta no hacer actividades intensas ni salir entre las 12 y las 17 h. Esas son las horas en las que el calor puede ser más peligroso. Si tienes que salir, usa sombrero, gafas de sol y protector solar. Lleva siempre una botella de agua contigo.

14. Cuida de los más vulnerables

Las personas mayores, los bebés y quienes tienen problemas de salud son más sensibles al calor. Ayúdalos a mantenerse hidratados, evita que pasen calor innecesario y presta atención a signos de mareo, fatiga o confusión.

15. Escucha a tu cuerpo

El calor puede provocarte dolores de cabeza, cansancio extremo, calambres o mareos. Si empiezas a sentirte mal, descansa en un lugar fresco, bebe agua y consulta a un médico si los síntomas no desaparecen.

En resumen…

El calor puede ser agobiante, pero con algunos cambios de rutina y pequeños trucos, puedes hacer que los días de altas temperaturas sean mucho más llevaderos. Lo importante es cuidarse, escuchar al cuerpo y adaptar el entorno a lo que el verano nos exige.

Y tú, ¿tienes algún truco personal para refrescarte?

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